miércoles, 28 de enero de 2015

Bromas a Christian

Ahorita ha de importarle un carajo porque tiene novio, está feliz y toda la cosa, pero lo de Christian comenzó con Karla y Fanny, como siempre, la segundó. Cosa rara meterse con Christian porque con quienes se metían Karla y Fanny eran personas, generalmente mujeres, igual o más odiosas que ellas, y Christian por otro lado era pura dulzura, pura buena vibra. Quizá fue por eso, su aura blanca, que Karla y Fanny le traían tirria: no podían ver algo limpio sin luego luego querer escupirle lodo. No sé pero el caso es que después de dudarlo un poco – y dudaron porque veían el calibre de lo que se disponían a hacer – decidieron seguir adelante con el plan.
Pasarse por un bato, ése era su plan. Un bato que agregara a Christian por Facebook y le tirara rollo y la enamorara por inbox. Un dia en casa de Karla (era en casa de Karla donde ideaban todas las diabluras que luego aplicaban) con una cuenta falsa de Hotmail crearon a Leonardo Hernández, un bato de 20 años, dos años mayor que Chistian, rockerón, skater, flaco y alto y medio paliducho, de cabello largo y rubio, cuyo perfil encontraron en Sonora o Tabasco, algno de esos dos. Vampiresco el chavo. El chavo tenía un tatuaje de dragón en su brazo derecho y usaba pantalones entubados negros y tenis nike rojo con azul celeste. En el cachete izquierdo, con Photoshop, le dibujaron un triángulo de lunares. Llenaron el perfil de Leo Hernández con las fotos de aquel otro bato y ya, eso fue todo. Enseguida, agregaron a Christian y comenzaron a tirarle rollo.
Christian, pobre ingenua, no se las olió. Aceptó a Leo y le creyó de inmediato eso de que era de la ciudad y conocía a sus conocidos y era amigo de algunos de sus amigos. Christian inclusive vio una foto en la que sale con varios de sus amigos. Chida. Para esto: Christian podía ser todo lo simpática que nosotros quisiéramos, pero tirarle rollo era otra cosa. Según varios amigos y conocidos, nunca capeaba ni se dejaba caí. He aquí la perversidad Karla y Fanny: conocían a Christian, concebían la personalidad que según sus propias palabras le gustaban en los hombres y sin un atisbo de consciencia este conocimiento usaron en su contra.
Primero la hicieron reír machín. La cotorreaban sobre todo, cualquier cosa, lo que les viniera la cabeza. Eran mujeres, sabían lo que le da risa a otra mujer, todo fue como cotorrear con otra amiga, claro, cuidando de mantener el humor no tan femenino, para que Christian en lugar de pensar que hablaba con un chavo sensible y cotorrón pensara que hablaba con alguien del otro bando. Christian se sintió identificada de inmediato. Después de las bromas, los elogios. Tienes, le decían estas chavas a Christian, ojos hermosos, labios hermosos, sonrisa hermosa toda tu toda tú eres hermosa. Christian nunca respondió seriamente a estos halagos, siempre se reía y le volteaba la tortilla, pero Karla y Fany tampoco eran tontas, ellas sabían lo que muchos hombres ignoran: que no importa que los elogios no tengan una reacción instantánea en la mujer y que se sientan de inmediato halagadas; el punto es continuar con los elogios hasta que el agua del río agrieta la piedra. Cosa que así sucedió; al cabo de un par de semanas de asedio constante, Christian por fin se permitió sentirse halagada y se permitió sentirse halagada porque ya comenzaba a decir a Leo que le parecía lindo y le encantaba las cosas que le decían, nunca he conocido a alguien tan cariñoso como tú, neta, yo sé que no nos conocemos mas que por aquí pero, neta neta lo que se dice neta jaja, me lates, me lates mucho un buen y quisiera conocernos. Ya fregamos, seguramente pensaron estas chavas al leer aquel mensaje. La reunión sería en el centro comercial Plaza Mayor, en la banquita frente a la estética Marrakech, a un lado del cine. La hora, una y media.
La avenida enseguida de Plaza Mayor estaba en construcción; por eso Fanny llegó a la una y quince, quince minutos después de lo acordado con Karla. Enseguida, del sur de Plaza Mayor se dirigieron al norte, al pasillo de los baños y teléfonos públicos desde donde podían espiar perfecta y sigilosamente a Christian, la banca acordada estaba cerca de ahí y qué bueno que llegaron antes y no después porque enseguida del pasillo vieron a Christian, muy bonita, caminar de norte a sur. Morbo. Karla y Fanny apenas podían contener las ganas de salir corriendo y escupirle a Christian en la cara la verdad, que todo había sido una broma, un teatrito montado por ellas, una farsa en la que ella sin saberlo era la protagonista, pero que no se agüitara, porque al fin y al cabo todas somos amigas  y qué es una broma entre amigas, nada de qué preocuparse, todo casual, tranquilón el asunto, no te fijes. El plan era acercarse en cuanto Christian, cansada y desilusionada y chance con el corazón roto, hiciera ademán de irse; por eso había que aguardar. Mientras tanto, cada chavo que de lejos prometía ser Leo pero que al acercarse resultaba no ser Leo, era como un trago de algo dulce y embriagante que Karla y Fanny saboreaban hasta la última gota. Así pasaron muchos chavos, todas ilusiones disparadas al vuelo. Luego, ola de gente viniendo de sur a norte. Tanta, que perdieron de vista a Christian por un segundo y cuando la encontraron la vieron platicando con un chavo alto y flaco y paliducho, de cabello largo y se veía agitado, como si hubiera corrido largo rato. Enseguida, Christian vio a estas chavas en la boca del pasillo y se paró a saludarlas. Presentó a Leo y Leo las saludó como quien saluda a los recién conocidos, es decir, como si nunca las hubiera visto, pero estas chavas sí reconocieron el triángulo de lunares en su cachete izquierdo y el tatuaje de dragón en el brazo derecho. De camino a la parada de autobuses también propusieron verse mañana, idearían diabluras y bromas que sí prosperaran, igual comprendieron que en la vida se volverían a hablar, mucho menos verse, pero pensar en lo que sea era mejor que la imagen de aquellos dos caminando con las manos entrelazadas como un nudo.