domingo, 17 de mayo de 2015

El hombre sin voz

Omar Corral, estudiante de literatura, siempre callado, ferviente creyente de la siguiente idea: el necio grita, el inteligente opina pero el sabio calla. Prefiere que los demás hagan el ridículo con sus estúpidas y cortas y muchas veces equivocadas opiniones. Algunas veces su participación en algún debate o tertulia o simple plática con amigos puede ser oportuna, un touché, algo admirable o simplemente le hubiera conseguido otro trabajo, una novia o un aumento. Omar se rehúsa a opinar; cabeza llena de palabras y de voces. Pronto, dolores de garganta, se le corta la voz al hablar, se queda afónico, Omar no sabe qué sucede, hasta que decide abrir la boca. Él no anticipa ni nadie que apenas separe los labios, explotará en mil pedazos, liberando de sí un grito hecho de miles de gritos que por cuatro segundos ensordece a toda la ciudad. Omar pasa a la historia como el hombre que dio el grito más ensordecedor del mundo del récord Guinness, cosa que le hubiera satisfecho. Omar, aunque nunca lo externó, siempre quiso ser famoso y escuchado y aplaudido por todo el mundo.